Descubre por qué es importante definir muy bien lo que quieres conseguir
¿Conoces el detalle de lo que quieres?
Uno de los mayores problemas al que nos enfrentamos cuando queremos conseguir algo es que no conocemos el detalle de lo que queremos.
Así, no es lo mismo “quiero encontrar trabajo” que “quiero un trabajo por cuenta ajena como técnico de Recursos Humanos, ganar un sueldo de al menos 30.000 € brutos al año y con posibilidad de crecimiento profesional dentro de la empresa”.
Hay diferencia entre los dos enunciados, ¿verdad? ¿Cuál de los dos crees que te ayudará más a centrarte en lo que quieres y caminar en la dirección marcada por tu objetivo?
Eso es, has acertado.
Mira, cuantos más detalles añadas a tu objetivo, mejor. ¿Quieres saber por qué?
- Tendrás más claro que recursos que vas a necesitar. No es lo mismo “querer un coche” que “querer un coche de segunda mano, no más de 6.000 €, diésel y con menos de 60.000 Km”. Así, en el primer caso podríamos irnos al universo de “coches disponibles en venta”; por el contrario, en el segundo,ya podremos hacer filtros previos a la hora de buscar (dinero, concesionarios con coches de segunda mano o Kilómetro Cero, etc, etc).
- Te ayudará a listar las acciones que tendrás que llevar a cabo para conseguirlo.
- Los detalles te proporcionarán más información de tu objetivo en todo su conjunto, permitiéndote ser más consciente de todo lo que implica: qué vas a necesitar, cuánto tiempo vas a necesitar, etc.
- Por otro lado, detallar lo máximo posible eso que quieres hace que puedas tener una foto lo más completa posible de las posibles implicaciones de dicho objetivo en tu vida: tiempo que tendrás que invertir (y si estás dispuesto a invertirlo) y también de cambios que se producirán una vez tu objetivo haya sido alcanzado.
Los peligros del perfeccionismo
Cuando nos planteamos un objetivo, en realidad, estamos haciendo un ejercicio imaginativo: con la información que manejamos hoy nos hacemos una idea de qué queremos y de cómo será nuestra vida cuando tengamos el objetivo cumplido.
El caso es que, en realidad, no sabemos qué va a pasar exactamente: no sabemos si nuestras acciones funcionarán como esperamos, no sabemos a ciencia cierta que consecuencias concretas tendrá nuestro objetivo cumplido en nuestros vidas.
Solo cuando pasamos a la acción para acercarnos a nuestro objetivo podremos confirmar todo lo que habíamos imaginado; y déjame decirte algo: muchas veces la realidad no se corresponde al 100% con la idea que teníamos preconcebida en la cabeza.
Es por esto que debes ser flexible en el viaje a la consecución de tu objetivo. Debes adaptarte al resultado de tus acciones, modificando las acciones futuras e incluso la manera de comprender tu objetivo.
Como te comentaba en otro post “Cómo conseguir todo lo que te propongas“, lo importante no es el objetivo. Lo importante es lo que te aporta caminar hacia él: todo lo que aprendes, todo lo que celebras.
Un objetivo no es más que una herramienta donde lo importante es en lo que te conviertes y lo que aprendes caminando hacia tu objetivo… Y, e última instancia, consiguiéndolo, aunque tal vez por el camino el objetivo se haya transformado en algo diferente debido a la información obtenido durante el viaje, pudiendo incluso llegar a la conclusión de que para conseguir lo que te aportaba el objetivo tienes que cambiarlo de forma radical o directamente dejarlo de lado.
Recuerdo una persona que trabajó conmigo un objetivo concreto: quería acercarse a su expareja para averiguar si podría tener sentido volver con ella y así tener una vida “tranquila y en paz”; esta persona tenía dos hijos compartidos y muchas experiencias muy buenas vividas fruto de aquella relación. Durante el viaje, descubrió que en realidad lo que buscaba con su objetivo no estaba tan ligado a retomar su relación anterior como dedicarse tiempo a sí mismo. Así, tras unas pocas sesiones, su objetivo cambió radicalmente de la noche al día; eso sí, lo que quería conseguir (tranquilidad, paz) seguía siendo la finalidad última en su segundo objetivo.
Te regalo una reflexión: el fracaso es un invento. Es el invento de aquellos humanos perfeccionistas, rígidos y cuadriculados que se fijan más en el objetivo en sí mismo que en lo que les proporcionará dicho objetivo cumplido. Estas personas se identifican en cuerpo y alma con el objetivo creyendo que si no consiguen exactamente eso que se habían planeado y haciendo exactamente (y sin posibilidad de cambio) lo que habían previsto hacer para conseguirlo, entonces ya nada tiene sentido en sus vidas, teniendo pues profundos sentimientos de “fracaso”.
Una locura. Un suicidio vital.
Herramienta #: especifica tu objetivo
1# Anota todos los detalles relacionados con tu objetivo
¿Ya has formulado tu objetivo? Genial. Ahora es el momento de hacerlo un poquito más específico. Puedes ayudarte de las siguientes preguntas:
- ¿Qué significa concretamente para ti conseguir ese objetivo? ¿Qué quieres conseguir concretamente?
- ¿Cómo definirías exactamente tu objetivo?
2# Anota las implicaciones que tienen los detalles que has detectado
Normalmente añadir detalles concretos de lo que quieras nos ayudan a detectar acciones, tareas o recursos que vamos a necesitar. Te dejo algunas preguntas que podrán ayudarte a conocer estas implicaciones:
- Echa un vistazo a lo que has escrito: ¿te has pasado de específico?
- ¿Qué vas a necesitar para llevar a cabo tu objetivo en los términos en los que lo has definido?
- ¿Qué nuevas acciones se derivan de haber especificado tu objetivo? ¿Estás dispuesto a llevarlas a cabo?
- ¿Cómo afectará a tu día a día la consecución de tu objetivo?
- ¿Cómo afectará a tu vida en su conjunto haber conseguido tu objetivo en los términos en los que lo has definido?
Ser específico te acercará a ese lugar donde tu vida tendrá “más” de eso que anhelas.
¿Quieres ampliar información? Vuelve al artículo “Cómo formular objetivos“
Bien!! un paso más dado! Gracias Iván, son una muy buena guía tus textos. Un abrazo.
Genial María!
Ahora: a por ello 😉
Abrazos.