Aprendamos a comprender a los jóvenes.
CRISIS EN LA JUVENTUD
Hace poco tuve una compañera de viaje en BlaBlaCar (siempre procuro llenar los asientos libres de mi coche cuando no tengo más remedio que conducir), de nombre Xeila, de 21 años.
Estuve más de 3 horas charlando con ella y me encontré a una persona con una capacidad de razonar y de introspección alucinantes. En este sentido cada vez encuentro más y más jóvenes con una mente súper inquieta; bastante más de lo que yo experimentaba cuando tenía 20 años donde lo normal era simplemente seguir la corriente. La historia de Xeila representa pues una realidad que afecta a decenas de miles de jóvenes hoy en día.
Y es que los jóvenes ahora tienen muchísimas más información que la que disponíamos en el mundo hace 20 años; hay más información y más ganas de hacer algo más que simplemente “encajar” en el mundo. Claro que quieren encajar, claro que quieren formar parte de su comunidad… Lo que pasa que no lo quieren hacer a cualquier precio: no lo quieren hacer desatendiéndose por el camino.
Además, los jóvenes se sienten frustrados: tienen el doble de paro que la media en España, se sienten infravalorados, infraposicionados. Es decir, se sienten ciudadanos de segunda en un mundo en el que tampoco tienen medios directos para transformar, justamente por el problema de acceso al mercado laboral.
Xeila es de esas personas que nunca entendió el sentido real de estudiar en el instituto. Y claro, nunca nadie a su alrededor supo decirle algo con más sentido que un vago, insulso y efímero: “Porque así te preparas para la vida” o “porque es tu obligación”.
“¿Mi obligación?” – me decía, “¿Por qué estoy obligada a estudiar algo que me cuesta un trabajo enorme que además es absolutamente teórico?”. Y es que es muy frustrante invertir horas interminables de tu vida en algo que sientes que no te sirve para nada.
Sé que aquí sale nuestra vena paternalista y decimos aquello de: “Tú no sabes de la vida” o “Ya me lo agradecerás”. Eso, amigos, no lleva al joven a ningún sitio, salvo a provocar más frustración e incomprensión.
Sobre todo, hay que quitarse de la cabeza eso de que están “En la edad del pavo”. Aquí no hay pavo que valga. Más amor y más comprensión, por favor.
La verdadera crisis de los jóvenes no la provocan ellos mismos; la provoca el choque entre querer expresarse ahí fuera y no encontrar ni los medios ni el apoyo para hacerlo, amén de sentir una presión brutal del entorno por “encajar” de un modo determinado y no ser autosuficientes para tomar sus propias decisiones. La crisis es de la sociedad en su conjunto y su incapacidad para integrar a los jóvenes la vida adulta.
Lee el anterior párrafo las veces que necesites. Es crucial.
Xeila me contó que cuando terminó el instituto no tenía ni idea de qué hacer con su vida y fue al orientador del centro donde estudiaba; éste se limitó a preguntar “¿Qué te gusta?” y ofrecerle las carreras universitarias y módulos formativos que podrían encajar con la respuesta. Vamos, que no le dijo nada que no pudiera encontrar en internet.
Así, decidió entonces trabajar medio año en un restaurante en Sanxenxo para probarse, para demostrarse a sí misma que sabía hacer algo práctico más allá de memorizar datos. Los chavales de hoy en día no se conforman con creerse lo que les contamos: tienden más que nunca a buscarle un sentido práctico a la vida y a querer disfrutar a través de eso que hacen, más allá del fin instrumental.
Otra de las cosas que observo es que los contenidos puramente teóricos (y sesgados) de la educación formal causa estragos precisamente en las personas más brillantes e inquietas. Es como si se delegase toda la responsabilidad de aprender los contenidos teóricos en el alumno, sin tener en cuenta las motivaciones, las habilidades y los métodos naturales de aprendizaje de cada persona.
Así, tal vez alguien sea bueno para las matemáticas, pero necesita experimentarlas; si solo las teoriza no las comprenderá. Ya no digamos aquellas personas que son brillantes expresando talento en contextos que el sistema educativo pasa de puntillas o ni siquiera se plantea: expresión oral, música, arte (en cualquiera de sus expresiones), habilidades manuales o naturistas, empatía, gestión de tu estado interno y emociones, etc, etc.
Los profesores tienen el privilegio y la obligación de enseñar a sus alumnos a aprender (sabiendo que cada uno tendrá diferentes maneras de hacerlo), y de motivarles para que entiendan en sentido práctico de lo que están enseñando. Además, los maestros deben facilitar el descubrimiento de aquello en lo que los alumnos brillan de forma natural, más allá de las asignaturas troncales.
Si eres profesor y lo único que te motiva es el salario, te invito a que te recicles en algún otro tipo de profesión. ¿Por qué? Porque no eres parte de la solución; estás impidiendo que otra persona de verdad entienda, llegue e inspire a las nuevas generaciones.
Dicho sea de paso: los contenidos teóricos no son en ningún momento decididos por los alumnos. Los imponemos. Es curioso como el mundo ha cambiado radicalmente en los últimos 10 años y el Sistema Educativo sigue siendo, en esencia, el mismo. Algo no encaja del todo, ¿verdad?
Tras trabajar unos meses, Xeila se dijo a sí misma: vale, ahora, ¿cómo descubro el siguiente paso? La moda en particular y el arte en general siempre le atrajo así que comenzó a hacer cursos en internet, a leer mucho sobre el tema y a formarse por su cuenta.
En unos meses decidió que ese era el siguiente paso y actualmente se está formando en patronaje y moda.
En realidad llevar esto a cabo ha sido sumamente COMPLICADO para ella ya que no tuvo apoyos reales en su búsqueda. Cuando consultaba a los adultos de su entorno desde los 16 años las respuestas eran una REPETICIÓN de lo que llevamos contando a nuestros hijos en los últimos 30 años: “Estudia una carrera”, “Prepara oposiciones”, o peor aún: “La música, la moda o el arte no te darán de comer”. Es alucinante cómo podemos fomentar y alimentar el fuego de la crisis de un joven con una simple frase.
Lo sé, lo sé. Lo decimos “por su bien”. Creemos que es “lo que le conviene”. Pero, escucha: esa persona tendrá que andar su vida. Tendrá que descubrir por sus medios la dirección en la que quiere caminar para que de verdad sienta que su vida le pertenece.
Así, Xeila ha tenido que iniciar su viaje particular con cierta soledad e incomprensión social.
BASTA YA. STOP.
Los tiempos han cambiado.
Tenemos a los jóvenes inmersos en crisis que nosotros mismos, como sus responsables (madres, padres, tíos, profesores, tutores, mentores), estamos provocando. Y es que los millennials son personas que sienten que el mundo que les hemos contado no tiene nada que ver con lo que experimentan ellos mismos.
¡Ey! Tal vez lo que te contó tu padre te funcionó, no lo dudo. Lo que tienes que comprender es que funcionó en un marco social, económico y político determinado. Tal vez eso mismo ya no funcione en los tiempos que corren.
El mundo ha cambiado. La manera de comunicarnos ha cambiado. Las profesiones han cambiado. Así, las maneras de expresar talento y ganarte la vida, amigos, también han cambiado.
Si eres padre/madre/profesor (o en general alguien con capacidad de influir en personas), te suplico, te imploro, que no sigas repitiendo sistemáticamente lo que te dijeron tus padres. Ya no se lo creen.
¡Y menos mal que empiezan a no creérselo!
El mundo tan absolutamente desequilibrado que tenemos ahí fuera lo ha creado esa manera de pensar; necesitamos ideas frescas y personas que se levanten por la mañana con ganas de levantarse por la mañana. No necesitamos personas que desde temprana edad aprendan a “entrar por el aro” o a “hacer lo que les mandan”.
El mundo requiere más personas que aprenda a aprender, aprendan a entender el cambio como parte de la vida y entiendan que solo a través de crear una realidad mejor para el mundo podrán crear una realidad mejor para sí mismos.
¿ERES PADRE/MADRE? LEE ESTO
¿Eres padre/madre? Tienes el mayor de los retos por delante.
Desde “ya” vete pensando cómo vas a facilitar a tu hijo/a que vaya en la dirección marcada por su corazón, en lugar de obligarle a hacer lo que crees que le conviene.
Claro que es más conveniente que tengan estudios superiores que no los tengan. Pero, por favor, no es tan importante que estudien “algo con salida”: lo verdaderamente importante es que le dediquen energía, foco y atención a áreas del conocimiento que les atraiga, que les motive; eso justamente será lo que les abrirá las puertas a un futuro profesional.
La función de los adultos NO es guiar. Repito, no es guiar.
Tampoco decir a los chavales lo que tienen que hacer “para ganarse la vida”. Piensa que lo que te funcionó a ti hace 20 o 30 años ya no funciona. O al menos no funciona de manera generalizada.
Nuestra función como adultos es acompañar, facilitar, dar espacio, dar apoyo, ayudar a levantarse si se caen, adelantarnos a problemas si deciden ir por una dirección donde nosotros ya hemos estado y, lo más importante, CONFIAR.
Confiar es importante. ¿Por qué? Porque tomarán decisiones que no comprendas. Claro, es que la información que manejan es otra, el mundo es otro. Solo ellos/as pueden llegar a sus propias conclusiones y para ello es importante pensar que lo que decidan les llevará a un lugar necesario para dar el siguiente paso, sea el que sea.
¿Y si sale mal la decisión? NO juzgues, no digas eso de “Ya te lo dije”. Por favor.
En lugar de eso piensa que es precisamente el momento donde MÁS te necesitan: ahí debes estar tú, sosteniendo, apoyando y animando a que tomen la siguiente decisión. Y confiando de nuevo. Y vuelta a empezar.
Los jóvenes tienen que sentir que forman parte activa de nuestra sociedad y esto, amigos, es totalmente compatible con que se expresen en dicha sociedad de la manera en la que consideran más adecuada.
No se trata de que “encuentren un trabajo”; se trata de que se muevan en contextos donde sientan que eso que hacen tiene sentido tanto para ellos mismos como para la comunidad.
¿Sabéis? Cada día estoy más convencido de que la generación Millennials y Postmillennials son de verdad los que van marcar una diferencia REAL en el mundo: no solo es la generación mejor preparada de la historia, sino que además es la que menos prejuicios tiene. Eso sí, es imprescindible que cambiemos la forma en que los tratamos.
Si tienes entre 13 y 30 años y estás leyendo esto, déjame decirte algo: NO ESTÁS PERDIDO.
Tan solo necesitas explorar más. Tan solo te hace falta experimentar más cosas… Simplemente estás al comienzo del viaje.
Busca personas que te ayuden, rodéate de personas que estén en una situación similar a la tuya. Y, sobre todo, no te creas nada: experiméntalo y llega a tus conclusiones.
Feliz vida.
Excelente artículo, una nueva manera de entender y acompañar a los jóvenes, me encanta! Felicidades y muchas gracias.
Hola Tere!
Me alegro mucho de que te haya gustado.
De corazón siento que el futuro pasa por dar más espacio, facilitar y confiar más en los jóvenes… En lugar de obsesionarnos tanto con “ponerles límites”.
Un saludo y espero seguir viéndote por este espacio!
Iván
¡Enhorabuena Iván!
Sólo decirte que hay profes que amamos lo que hacemos;) esta profesora madrileña que escribe estas líneas y que no es madre, aunque soy la madre putativa de mis alumnos de secundaria cree que de lo que se trata es de aprender a vivir.
Gracias por Ser,
Lucía.
Hola Lucía!!
¡No sabes cuánto me alegra leerte! Los profesores tenéis un rol crucial y eso convencido de que aunque el sistema tiene su rigidez se pueden hacer muchas cosas para que “aprendan a vivir” 😉
Recibe un fuerte abrazo, Lucía, espero verte más veces por este espacio 😉
Iván
Gracias por tus palabras:) soy «rara avis» y me mola más el ámbito real que el virtual. Me acercarè a verte en conferencias chulas(opino lo mismo acerca de la revolución silenciosa, je,je muy bueno) que das por Madrid. Mi más sincera enhorabuena Iván,
Lucía.
Genial Lucía!
Por favor, no dejes de saludarme si te acercas a alguna de las conferencias, ¿sí? Me encanta saber que también hay personas “en la sombra” haciendo cosas desde dentro 😉
¡Fuerte abrazo y sigue así!
Iván
Digo lo que hago y hago lo que digo, je,je ¡Cuenta con ello!
Es genial lo que haces, la entrada sobre el Amor y la necesidad…olé!!! Así sí, aunque la vida es un misterio y hay que saber esperar 🙂
Lucía
Excelente articulo tengo 27 y recientemente fue que comencé a transitar mi propio camino. curse tres carreras de las cuales ninguna me apasionaba, si aprendí mucho pero no había pasión. En conclusión mi pasión siempre ha sido la música pero de adolescente siempre me deje llevar por los comentarios de que “la música no da de comer” así que decidí, por fin, dedicarme a lo que realmente me apasiona y la verdad me va de maravilla, estudio y trabajo al mismo tiempo. Otra de las cosas que tenemos los millenials es que queremos hacer “de todo” al mismo tiempo, nuestra mente es inquieta jajaja, saludos…
Hola Frank!
Muchas gracias por compartir tu experiencia! Lo cierto es que lo más importante es seguir el instinto y aprender/dedicarse a aquello que uno siente que le gusta (y que forzosamente harás mejor que otras cosas).
El dinero acaba llegando. ¿Por qué? Porque es una recompensa por hacer las cosas bien. Y si te dedicas a lo que te gusta, al final resolverás más problemas que dedicándote a algo que no.
No tengas miedo en dispersarte: ¡es el momento de hacerlo! Poco a poco y de manera natural irás acotando esa dispersión.
Un fuerte abrazo!
Iván